martes, 4 de enero de 2011

Los niños de Shanghai

Cuenta Andrés Oppenheimer, en un artículo publicado recientemente, que los niños de Shanghai ya son los primeros del mundo en las pruebas escolares. Uno más de los muchos indicios que apuntan a China como primera potencia mundial en el siglo XXI. En realidad no debería extrañarnos. Ya contaba Toynbee, en su monumental "Historia de las civilizaciones", que las regiones que más se desarrollan son siempre aquellas que se encuentran en los cruces de las grandes rutas comerciales porque es donde existe más fácil acceso a la información y a los conocimientos. Y qué duda cabe que esas áreas de libre comercio, donde se concentra la fuerza productiva china, son el equivalente contemporáneo de las grandes rutas comerciales de la antigüedad.

¿ Y España? ¿ Qué lugar ocupa en esta clasificación? Pues la juventud de la supuesta novena (¿ o era octava?) potencia del mundo ocupa el puesto número ... 33, nada menos. Si utilizamos esta variable como referencia para saber qué lugar ocuparemos en el siglo XXI la verdad es que las perspectivas son poco halagüeñas.

¿ Qué falla? En este país hay más colegios, más docentes y más becas y medios que nunca. Y sin embargo tenemos una de las tasas de fracaso escolar más altas de los países de nuestro entorno. Entonces ¿ qué falla? Hay muchos informes e hipótesis al respecto. Yo apunto la mía: lo que falla es la falta de un proyecto de país. No basta con dar los medios si después carecemos de un plan para encauzar toda esta energía constructiva.

¿ Y cual debe ser ese proyecto? Pues esa es la gran pregunta. No tengo la respuesta. Lo que si se es que los chinos se plantearon esa misma cuestión en la década de los 70 cuando su país se encontraba en una encrucijada mucho mayor que la que padecemos nosotros ahora: aislamiento internacional (conflictos con la Unión Soviética y Estados Unidos al mismo tiempo); desastre económico a consecuencia de las colectivizaciones; desastre social y educativo tras la revolución cultural; etc. Pero comenzaron a hacerse las preguntas pertinentes, se pusieron en marcha y ahora son uno de los gigantes del siglo.

Quizás a este país le haya llegado el momento, como le ocurrió a los chinos en su momento, de repensar qué quiere ser, cuales son sus posibilidades y qué lugar quiere ocupar en el mundo.